25 sep 2007

LA DEPRESION


La depresión (del latín depressus, que significa "abatido", "derribado") es un estado de abatimiento e infelicidad, que puede ser transitorio o permanente. En la mayoría de los casos, el paciente describe su estado, y así lo ven los demás, como derribado, socavado en su potencialidad, debilitada su base de sustentación afectiva, desplazado su eje de acción usual, desganado, hipoérgico. Es uno de los más importantes depredadores de la felicidad humana.

También se utiliza comúnmente como sinónimo de triste, apenado, bajoneado (neologismo popular que ilustra la mirada del otro, lo ve 'bajo' que está en un estado inferior al habitual).

Es importante aclarar la diferencia entre un estado depresivo (definido médicamente como cambio en la homeostasis interna sin causa aparentes), con un estado de tristeza (producido por ejemplo con la muerte de un familiar, pérdida de trabajo,...)

Puede tener muchas causas, desde el estrés hasta la genética; y manifestarse de muchas formas, desde la fatiga a la angustia más atroz. Puede tener graves consecuencias sociales, desde la pérdida de horas laborables a la autosupresión de un individuo. Es uno de los problemas más intrincados con que se enfrenta el hombre.


Un síndrome

Consideramos un síndrome, cuando al tipo de humor anterior se le agrega:

* la hipoergia
* el cambio en la interacción personal
* el ritmo y la alternancia en los síntomas

La hipoergía, el empobrecimiento energético, la persona lo traduce como aburrimiento, desgano, falta de interés. Es muy característico en la consulta la frase "No tengo ganas", como lo más significativo de esta experiencia de pérdida de energía; "ganas" es un significante que involucra al deseo y la voluntad a la vez.

El enlentecimiento del pensar, el menor rendimiento laboral, torpeza en las tareas que se realizaban casi automáticamente: Todo me cuesta un gran esfuerzo Lo que antes hacia con facilidad ahora debo concentrarme, pensar cada paso de la tarea, y aún así mi accionar es lento y desarticulado. Por el mismo fenómeno de la anergia el trabajo intelectual es casi nulo, y lo poco que realiza está contaminado por el estado afectivo. El cansancio fácil, el agotamiento, y la tendencia al reposo (necesito acostarme), la dificultad para levantarse de la cama (a veces una tortura matinal por la lucha entre el deber y no poder, con el consiguiente sentimiento de culpa), son otras manifestaciones de la hipoergia. Tampoco hay voluntad para las distracciones, y actividades gratificantes.

El cambio en la interacción personal modifica los patrones de conducta propios y la recepción de las conductas de los otros: introversión, intolerancia a las reuniones, a los ruidos, a las esperas en los negocios, agrede y se siente agredida; hay hipersensibilidad a todos los hechos dramáticos: no toleran los "noticieros", los novelones, las noticias sobre muerte o enfermedades, Estoy como en carne viva, por cualquier cosa lloro, lo insignificante me hace sufrir. Esto sorprende, por lo general, a los familiares que tratan de hacerlo razonar; sobre lo desproporcionado de su reacción, con lo que sólo se logra aumentar la certeza de no ser comprendido, ensimismándose aún más. El cuidado personal, la vestimenta, la imagen que se quiere dar a los otros, son descuidados.

El ritmo de los síntomas y la alternancia, son otros elementos a tener en cuenta. Si el malestar es acentuado por las mañanas y mejora hacia la noche. A veces se acentúa hacia la noche o dos o tres horas después de almorzar (muchas veces no almuerzan o hacen una comida frugal, para evitar esta sensación). En este grupo colocamos las alteraciones en el dormir: en conciliar el sueño, el despertarse sistemáticamente a una hora determinada de la madrugada, o muy temprano y después no volver a dormir. Aquí la persona se encuentra sola, en la noche, en el silencio, rumiando una y mil veces su problemática, en un tiempo eterno Algunos esperan la noche con cierto alivio porque pueden desligarse de los malestares por una horas, al menos. También aquí vemos las variaciones en el apetito, en la sexualidad, en la pérdida o aumento de peso. Todos estos síntomas van acompañados, están acentuados o son causados por la ansiedad y la angustia que tiñen todo el síndrome.

Tipos de depresión

Al igual que en otras enfermedades, por ejemplo las enfermedades del corazón, existen varios tipos de trastornos depresivos. Se describen brevemente los tres tipos más comunes. Los tres tipos son: depresión severa, la distimia y el trastorno bipolar. En cada uno de estos tres tipos de depresión, el número, la gravedad y la persistencia de los síntomas varían.

La depresión severa se manifiesta por una combinación de síntomas que interfieren con la capacidad para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que antes eran placenteras. Un episodio de depresión muy incapacitante puede ocurrir sólo una vez en la vida, pero por lo general ocurre varias veces en el curso de la vida. La distimia, un tipo de depresión menos grave, incluye síntomas crónicos (a largo plazo) que no incapacitan tanto, pero interfieren con el funcionamiento y el bienestar de la persona. Muchas personas con distimia también pueden padecer de episodios depresivos severos en algún momento de su vida.

Otro tipo de depresión es el trastorno bipolar, llamado también enfermedad maníaco-depresiva. Éste no es tan frecuente como los otros trastornos depresivos. El trastorno bipolar se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: fases de ánimo elevado o eufórico (manía) y fases de ánimo bajo (depresión). Los cambios de estado de ánimo pueden ser dramáticos y rápidos, pero más a menudo son graduales. Cuando una persona está en la fase depresiva del ciclo, puede padecer de uno, de varios o de todos los síntomas del trastorno depresivo. Cuando está en la fase maníaca, la persona puede estar hiperactiva, hablar excesivamente y tener una gran cantidad de energía. La manía a menudo afecta la manera de pensar, el juicio y la manera de comportarse con relación a los otros. Puede llevar a que el paciente se meta en graves problemas y situaciones embarazosas. Por ejemplo, en la fase maníaca la persona puede sentirse feliz o eufórica, tener proyectos grandiosos, tomar decisiones de negocios descabelladas, e involucrarse en aventuras o fantasías románticas. Si la manía se deja sin tratar puede empeorar y convertirse en un estado sicótico (el paciente pierde temporalmente la razón). Algunas de las características de los pacientes con trastorno bipolar: son personas con dificultad para distinguir entre la izquierda y la derecha, que tienen capacidad para mantenerse despiertos durante largo tiempo y, debido a su energía extra y predisposición, tienden a pensar que son superiores a los demás, entre otras.

Síntomas de depresión
  • Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" en forma persistente.
  • Sentimientos de desesperanza y pesimismo.
  • Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo.
  • Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.
  • Disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar "en cámara lenta."
  • Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.
  • Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta.
  • Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más de la cuenta y aumento de peso.
  • Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio.
  • Inquietud, irritabilidad.
  • Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento médico, como dolores de cabeza, trastornos digestivos, ritmo cardiaco, sensación de perdida de control de algunas partes del cuerpo y otros dolores crónicos.
  • Sensación de estar en un "hoyo" o un "callejón sin salida".

Causas de la depresión

Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la misma familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica. Esto parece darse en el caso del trastorno bipolar. Los estudios de familias con miembros que padecen del trastorno bipolar en cada generación, han encontrado que aquellos que se enferman tienen una constitución genética algo diferente de quienes no se enferman. Sin embargo, no todos los que tienen la predisposición genética para el trastorno bipolar lo padecen. Al parecer, hay otros factores adicionales que contribuyen a que se desencadene la enfermedad: posiblemente tensiones en la vida, problemas de familia, trabajo o estudio.

En algunas familias la depresión severa se presenta generación tras generación. Sin embargo, la depresión severa también puede afectar a personas que no tienen una historia familiar de depresión. Sea hereditario o no, el trastorno depresivo severo está a menudo asociado con cambios en las estructuras o funciones cerebrales.

Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y perciben al mundo en forma pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés están predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto representa una predisposición psicológica o una etapa temprana de la enfermedad.

Cómo pueden los familiares y amigos ayudar a la persona deprimida

Lo más importante que alguien puede hacer por la persona deprimida es ayudarle a que reciba el diagnóstico y tratamiento adecuados. Esto tal vez implique que tenga que aconsejar al paciente para que no deje el tratamiento antes de que los síntomas puedan empezar a aliviarse (varias semanas). Tal vez implique ayudarle a obtener un tratamiento diferente, si no se observa ninguna mejoría con el primer tratamiento. En ocasiones puede requerir que el familiar o amigo haga una cita y acompañe a la persona deprimida al médico. A veces es necesario asegurarse que la persona deprimida esté tomando el medicamento. A la persona deprimida se le debe recordar que obedezca las órdenes médicas con respecto a no beber bebidas alcohólicas mientras está medicado. Otra cosa muy importante es dar apoyo emocional. Esto implica comprensión, paciencia, afecto y estímulo. Busque la forma de conversar con la persona deprimida y escucharla con atención. No minimice los sentimientos que el paciente expresa pero señale la realidad y ofrezca esperanza. No ignore comentarios o alusiones al suicidio. Informe al terapeuta si la persona deprimida hace comentarios sobre la muerte o el suicidio. Invite a la persona deprimida a caminar, pasear, ir al cine y a otras actividades. Persista con delicadeza si su invitación es rechazada. Fomente la participación del paciente en actividades que antes le daban placer, como pasatiempos, deportes, actividades religiosas o culturales, pero no fuerce a la persona deprimida a hacer demasiadas cosas demasiado pronto. La persona deprimida necesita diversión y compañía, pero demasiadas exigencias pueden aumentar su sentimientos de fracaso.

No acuse a la persona deprimida de simular enfermedad o ser perezoso, ni espere que salga de esa situación de un día para el otro. Con tratamiento, la mayoría de las personas mejora. Tenga eso presente y continúe repitiéndole a la persona deprimida que con tiempo y ayuda va a sentirse mejor.




EN LO PERSONAL, SI CREEN QUE PADECEN DEPRESIÓN ES BUENO ACUDIR CON UN MÉDICO, ÉL LOS PUEDE ORIENTAR Y AYUDAR PARA PODER SUPERAR ESTA SITUACIÓN.

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